Habría que entenderlo entonces, por lo menos tú.
Saber luego que si no lo digo, no es que no lo padezca, porque padezco de algo enfermo en mi cabeza.
Y luego, luego de la sapiencia, creer en que sólo con estar ahí podríamos quemarnos en la lengua con el calor del Gato Negro y aprender a necesitar esas quemaduras...
O aprender a quemar las necesidades...Tú decidirás
Tendrás que aprender que luego del coito
Puede que la soledad nos secuestre
Y también entenderás que inmediatas pasen las tragedias
Aquel coito podría resolverlas...Pero eso y solo eso tú lo decidirás.
Podrías beberme como al Gato Negro
O quemarme como el Gato Negro quema a la lengua
Incrustarme el vicio en la carne y partirme los cristales entre la sangre y los músculos,
Pero también tendrías que perforarme con el vicio en los ojos.
Y sabré que al verte, no podré decir "basta"
Y sabré que tocándote menos hablaría en vano
Sabré que no podría sacar el vicio encajado y no tomarlo de tus labios
Y sabré que no podría encajarme el olvido por mas que quisiera porque tu ya lo tienes encajado.
En algún momento sabría alguna de ustedes dos
(Si el curso y el transcurso así lo quieren)
Que pueden pasar días sin palabra o tacto
Y no pueden culparme, tal vez la toque a ella y te hable a ti
Y morir en viceversa.
Cuando el sofá sostenga mis ojos y mis gritos
Mi franela negra y mis boxers en el suelo junto con los pantalones,
Sabrán que por 90 minutos no recibirán mi tacto
Y que mis palabras sólo serán para la voz sin cuerpo de más allá
Pero quizás en otros sucesos
El sofá se quedará con el sudor y las palabras
Y las miradas fortuitas de algo que puede o no pasar mañana.
Ya sabré, cuando el sol se cuele por el tejido de la cortina mínima de la sala,
Y cuando el cabello parezca un nido y se quede enredado en mis manos,
O cuando encuentre restos de ti en mi pantalón,
Si tú, o ella, sabrán como conocerme y tenerme.
Si tú o ella son el Gato Negro.
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