Esta mañana algo cambió.
Demasiado tiempo sin buscar formas en las nubes. Miento.
Siempre lo hago, pero nunca encuentro nada.
Hoy me topé con varios nombres.
La gran mayoría desconocidos, unos pocos que sí me llevaron a creer en aquello que desde siempre me había dado miedo. Volví a ver todo borroso, como a través del culo de una botella de vino blanco. Volví a temer estar volviéndome loco como tú me hiciste creer.
Cierro los ojos y entonces
recuerdo cuando te di mi amor,
dártelo es mi privilegio
y como te lo di,
te lo podré quitar, sé que podré hacerlo,
algún día.
Porque un corazón no es para siempre
a veces tienes q devolverlo...
Escucho el grito afinado de un futuro que no me pertenece. El rugido de mi jefe en technicolor. El tic tac del tiempo, inexorable, llevándose lo que quedó de mi. El suave respirar de la mañana de verano en el que me masturbe para sentir que ya no te necesito. El caudal ruidoso de mi mismo en mis manos, qué pronto ya será suciedad. Palabras en francés que entiendo aunque nunca haya estudiado francés en la pantalla del móvil. La lluvia que no cae salvo cuando estoy enfermo y me acuerdo de ti. El vidrio roto de sesenta mil corazones cristalinos qué se unen al mio siendo roto por ti.
El diablo cobrándome el alma que le vendí a plazos.
De nuevo soy el centro del mundo.
La única máscara que he destruído es la mía.
Esta mañana estuve clínicamente muerto por 5 segundos y fui feliz allí, lejos de ti.
Donde todos los que están son esqueletos danzantes que no buscan nada.
Donde la gran ironía es saber que estás realmente vivo y que la vida sigue después de todo.
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