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Escucho las gotas afuera,
estoy solo en casa y las ganas de matarme me fastidian,
matarme del aburrimiento, claro, en la cama viendo el techo blanco y comiéndome los pensamientos donde siempre ronda una idea fija, que finalmente tras luchar el tiempo que pueda luchar, termina siendo cumplida,
jamas he podido detenerles,
mis ideas, esos fugaces desacuerdos con el mundo y con lo bueno que el cielo (o el infierno) me pueda mandar, todas desacatos de lo correcto, todas locuras inconmensurables, como las mentiras graciosas que te cortan los dedos tan delicadamente como las hojas de un cuaderno nuevo, hasta que ya no paras de sangrar, así, son mis ideas, me van desquebrajando, dejo de sonreír,
dejo de besar,
dejo de abrazar,
dejo de soñar,
dejo de coger,
¿No te has sentido así todavía? Que suerte...
El reino de los cielos es de los ignorantes definitivamente,
me amargo y la idea sigue allí, es como un feto mental, va creciendo quizás 9 o mas meses,
y entonces como un alienígena, BOOM!
Sale de mi cráneo y toma forma, el día que menos te lo imaginas, llega la furia,
allí te enfrentas a la cara del demonio, a ese molesto ser que palpita y vive, dentro de ti y que solo te repite que le vueles la cabeza, que le destroce el lóbulo frontal como sea,
pidiendo piedad,
piedad,
piedad es todo lo que pide de ti,
la piedad que le darás si le dejas huir mientras puede de este mundo podrido y sórdido,
la piedad que viene con un paso muy cobarde o un paso muy valiente, dependiendo del ojo que lo vea.
Porque la valentía, señores, es como la belleza, esta en los ojos del que mira,
y para algunos significa miedo,
pero para otros: Libertad.
Entonces pongo el gatillo en mi boca,
y escucho el "click" que hace el martillo del revolver antes de trepanarme de una manera brutal,
estoy solo,
si.
Es cierto ahora estoy mas solo que nunca, la barriga me cruje de hambre y la cabeza mi zumba con dolores, pero al menos así: Puedo imaginarme lo que quiera.
"Click..."
Supongo se disparo.
