sábado, 22 de junio de 2019

Big White Lie.

Esta mañana algo cambió.
Demasiado tiempo sin buscar formas en las nubes. Miento. 
Siempre lo hago, pero nunca encuentro nada.

Hoy me topé con varios nombres. 
La gran mayoría desconocidos, unos pocos que sí me llevaron a creer en aquello que desde siempre me había dado miedo. Volví a ver todo borroso, como a través del culo de una botella de vino blanco. Volví a temer estar volviéndome loco como tú me hiciste creer.

Cierro los ojos y entonces
recuerdo cuando te di mi amor,
dártelo es mi privilegio
y como te lo di,
te lo podré quitar, sé que podré hacerlo,
algún día. 
Porque un corazón no es para siempre
a veces tienes q devolverlo...

Escucho el grito afinado de un futuro que no me pertenece. El rugido de mi jefe en technicolor. El tic tac del tiempo, inexorable, llevándose lo que quedó de mi. El suave respirar de la mañana de verano en el que me masturbe para sentir que ya no te necesito. El caudal ruidoso de mi mismo en mis manos, qué pronto ya será suciedad. Palabras en francés que entiendo aunque nunca haya estudiado francés en la pantalla del móvil. La lluvia que no cae salvo cuando estoy enfermo y me acuerdo de ti. El vidrio roto de sesenta mil corazones cristalinos qué se unen al mio siendo roto por ti. 
El diablo cobrándome el alma que le vendí a plazos.
De nuevo soy el centro del mundo.
La única máscara que he destruído es la mía.
Esta mañana estuve clínicamente muerto por 5 segundos y fui feliz allí, lejos de ti.
Donde todos los que están son esqueletos danzantes que no buscan nada.

Donde la gran ironía es saber que estás realmente vivo y que la vida sigue después de todo.

viernes, 21 de junio de 2019

Voyage.

¿A quién miras?
¿Que carajo buscas aquí?
¿Qué hay de bueno en este accidente que camina?
¿Por qué te haces esto?
¿No te duele ver cuánto me duele?
¿Quieres que te duela a ti también?

Estoy vendiendo entradas a mis pesadillas.
Función continuada.
Sean bienvenidos todos los adictos, aquellos que no lograron despedirse de la persona que aman, los que le temen a sus padres, los que no quieren crecer, los que ya no tienen tiempo de evitarlo.

Este es tu show privado de sexo, caos y rock n' roll.
Hasta agotarse la existencia.

miércoles, 5 de junio de 2019

Muse: Part 3: Twisted.




Estoy parado sobre el escenario y entre los flashes y el olor a humo mi voz ya no suena como antes. 
Me he quedado mudo y ciego al mismo tiempo. 
Me he quedado exactamente tan desamparado como el día en que nací.

¿Cómo se llega a la confluencia de todos los recuerdos que se me quedaron por fuera cuando me hice demasiado grande para escucharte? 

No lo sé. 

Supongo que tropezando una y otra vez con cada una de las piedras que cayeron del cielo para quedar atravesadas camino al único arcoiris que queda, de paso, en escala de grises.

Estoy desnudo, a diferencia del resto de los pecados rabiosos que siguen pataleando por una bocanada de aire.

En las mañanas no deseo despertarme y en las noches corro a quedarme dormido. En el intermedio sobrevivo a las culpas que se levantan sobre las nubes, acusándome con dedos gigantes por haberme equivocado sin admitirlo a tiempo. Entonces era esto...

Pagar los los pecados que no cometí y masticar bolsas de azúcar cerradas esperando morirme envenenado con el destilar de la pintura que no termina por mancharme los dientes torcidos. Así es como es la poesía que se fabula drogado con la desesperanza. 

A esto llaman sobriedad, madurez, ausencia. 

Todo lo cambiaría de inmediato por un cigarro a medio fumar  para matar la ansiedad qué cargo y los cojones suficientes para arrojarme por la ventana con los ojos abiertos y así terminar con esta pesadilla qué me tiene retorcido...
No se suponía que terminara así. 
Nada que ver.
Una vida planificada en la ficción se derrumba más lenta y dolorosamente que la vida real. 
Porque de las ficciones quedan vestigios.
En cambio, todos los recuerdos pueden matarse con la dosis suficiente de cocaína.
Siempre le he tenido miedo a las agujas y sin embargo, me he tatuado unas cuentas veces, 
estoy desafiando miedos para sentirme vivo, 
pero desde que pueden meterse en la nariz segundos de lucidez fugaces la cosa huele mejor de lo que pinta...

Estoy sucio, ya no me quiero ni me gusto, me canse de que se me alimentase con mentiras y amores retorcidos, preferiría tener mil curvas en mi cuello de forma amorfa antes de volver a creer en alguien...

El dinero no crece en los árboles.
El único chocolate que tolero lo venden en un Kiosko que no sé si sigue existiendo en mi ciudad natal.
Les debo muchísimo dinero que no sé cómo les pagaré.
También hay canciones que la vida me debe.
A ella se la cobraré con intereses porque fue ella la que se las llevo...

Estoy parado sobre el escenario y entre los flashes y el olor a humo mi voz ya no suena como antes.

Suena muchísimo peor.

Muse: Part 2: Mutini.




No soy de los que odian.
Finjo muy bien hacerlo, pero al final solo me quedo en silencio y lo olvido, dejo pasar las cosas, solo recuerdo a través de esa voz pequeña qué me hablo al oido y me dice: "No olvides..."

Cuando niño fueron tantas las veces que me prometieron cosas que no tuve que a estas alturas me es imposible sentir rencor. Estoy acostumbrado a no salirme con la mía desde entonces. No hay mayores caprichos en mi vida ni suficientes promesas sin cumplir. No espero nada del mundo porque sé que si llego a obtenerlo inevitablemente terminarán por quitármelo.

Gran parte del tiempo estoy más triste de lo que aparento, pero no encuentro la manera de decirlo sin involucrarme en una exposición de las cosas que prefiero mantener ocultas para no agitar la marea más de lo que ya está.

Esas son las noches cuando me quedo en silencio o mis huidas repentinas al sol un domingo por la mañana. Escapes desesperados para no dejar aflorar la rabia. Esas son las cosas que he aprendido con el tiempo. Siempre soy yo el que pierde y ese, como todos los hábitos, es uno con el que se aprende a vivir con la esperanza de que suceda algo más trágico que me ayude a guardar lo que de verdad me importa en el mismo cajón donde tengo años acumulando desilusiones, ni siquiera tengo el valor de hablarlo. No quiero erosionar la frágil línea que separa lo privado de lo público. Pero siempre encuentro eufemismos dispersos, pistas para que las lea la persona interesada y haga lo que siempre hace con ellas: borrarlas con intentos poco sutiles de disculparse sin dejar ver su debilidad ni hacer mella en su orgullo.

Tengo años difuso entre las cosas que estoy dispuesto a hacer y las que se consideran incorrectas. Tengo años dibujando manos cogidas bajo la lluvia y besos húmedos al caer la tarde. A veces los logro y sonrío y me olvido...

A veces, simplemente, no es eso lo que pasa.

¿Cómo digo lo que quiero decir sin herir a nadie?
¿Es acaso posible?

Lo que más duele de estar decepcionado es que hay sentimientos más fuertes que es preferible mantener resguardados ante la mínima posibilidad de perderlos del todo. 
Toda mi vida consiste en eso. 
En pedir más tiempo, en soñar con una segunda oportunidad, en cuidar que no se viole ninguna clausula del contrato, en hacerme la vista gorda ante las heridas a las que no siempre se les da importancia y esperar tener la suerte de obtener otra prórroga.

No es quedarme solo lo que me asusta...
Es perder lo único que me importa perder entre demasiadas cosas que pierdo constantemente.

Por ese camino estrecho desfilaron mi dignidad, mis amigos, un buen trabajo, los aplausos, el dinero, la capacidad de hilvanar ideas con palabras, la vergüenza, el frío, el título que colgaría en la sala de no ser porque abandone, el talento, el sueño de comenzar de cero en otro país estrellado en la pared junto la desilusión qué da haberla cagado de manera garrafal, los ojos vendados, las esposas de felpa, las habitaciones de hotel, el respeto, la comida caliente, mis discos compactos, mi ropa de invierno y la muerte.

Por eso quiero conservar lo único que me queda.

Aunque tenga que tragarme la indignación y manejar mi decepción con lo mismo que se traga lo que nunca se ha tenido sin molestar a nadie más.
Gracias a Dios si es que Dios existe o mejor dicho, gracias a quien me abandono por dejar todo este silencio.

Ese generador de tiempo extra que mantiene en su sitio el contenido de la botella que tarde o temprano, como la vida y tu primer beso, terminará por escaparse de tus manos.

Prefiero que sea de esta manera.
Ya se verá como acabará. 

sábado, 1 de junio de 2019

Muse: Part 1: Spawn.




Vienes a mi, cada noche,
tú mirada me penetra como una daga en la piel,
son tus ojos rojos los que me indican que estas aquí,
tú respiración, me ahoga: Robandome el aire, dejándome los pulmones vacíos, porque sabes que me enseñaste qué así es el amor,
con tanto dolor y tanto delirio,
con tanta entrega, todo para ti, solo sacrificios nada de recompensas. 

Te extraño incluso cuando estas y no estas haciendome daño, tú, demonio del averno,
de besos fríos y caderas anchas,
qué me llevas y me traes entre tus oscuras mareas,
tú, si tú, abismo de mi ser, me estas volviendo loco al estar tan lejos esta vez,
eres esa pesadilla qué me despierta cada noche y la penumbra qué sosiega mi esperanza,
sé que no sabrás jamás como amarme bien; porque un engendro tan fantástico no puede sentir amor,
pero yo mortal siempre te amaré,
acompañante eterno, 
oscuridad de mi luz, 
Vicio maldito: Te amo.