viernes, 14 de noviembre de 2014

Remembrance.


Rest in peace, old cute lady.

Con el advenimiento de las cosas uno suele aprender a que la evocación de sentimientos ajenos
puede ser mala o buena,
eventualmente cada gota de mis ojos ira cayendo,
posiblemente hasta que queden como desiertos secos y me arda el tal solo ver el pasado,
he dejado galopar una vez mas a la fiera indomable de mi pecho,
esta mañana tan fatídica pero menos desesperante me recuerda a cuando me caí y no pude levantarme hace meses atrás,
otra muerte que hace mella en el alma,
otro agujero en el corazón, a veces no sé simplemente si pueda tomarlo ya,
si pueda sostener este colador que llevo en el pecho,
si pueda vivir con el idilio de que alguna vez seré total o parcialmente feliz,
la cosa es que
estoy en una época en que debo, quiera o no, vestir cada día mas de negro,
porque los veo caer bajo el invierno y el otoño de la vida de otros aun mas importantes se avecina,
llama pronta la venida de su muerte, la muerte que es lo único seguro que tenemos en la vida,
irónico,
muerte...
Algo tan simple y diario,
pero que aun sigue doliendo, muchas veces me quedo callado,
muchas veces doy un abrazo y me encierro a escuchar mucha música, sin dejar saber lo que realmente siento,
muchas veces evoco momentos felices con esa persona que se fue,
y entonces allí me quiebro,
me uno y entonces me reformo,
cada perdida es la oportunidad de seguir adelante y ser mejor,
es otro chance de gritar hasta que los huesos te tiemblen y duelan.
Remembranzas de un ayer ya perdido,
soledad maldita en el desasosiego que nos hace tomar decisiones apresuradas,
dolores mansos en el corazón,
pena ajena un poco resentida.

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