lunes, 2 de junio de 2014

Don't Hesitate.

Tengo expectativas del tamaño de una casa en Noruega.
Tengo el mismo frío, el mismo dolor en el culo que tenía en la mañana, la misma caja de pastillas ahora vacía a la mitad.
Tengo la percepción de que las cosas las estoy haciendo bien, pero también de que los demás quieren hacerme creer que las hago mal para que no vuelva a subir al cielo y quedarme pegado en las nubes.
Pero lo más importante es que me mueve el mismo tsunami que me movía hace casi 10 años y que con un poco de suerte podría volver a quemar cosas con bastante más rapidez que antes.
Tengo menos dinero del que debería en la cartera. Tengo calor en la garganta y varios charcos de sangre en el lavamanos todas las mañanas. Tengo demasiadas cosas que no he pedido y siento que no me acostumbro al estilo de vida descuidado y antiparabólico de los peces.
Pero lo que más tengo son las ganas de escribir aquí que me estaban comenzando a faltar hace un rato cuando comencé a escuchar como poseso la versión que Nine Inch Nails hizo del tema que acompaña los créditos finales de mi película favorita.

Soy un freak anémico encerrado en un meson de demasiada libertad y cuando eres libre de hacerlo todo es cuando más peligroso se hace no saber muy bien hacia dónde apuntar la escopeta, que pared derribar, que manada de búfalos soltar en la hermosa corporatividad que desearía con toda mi alma ver precipitarse contra el suelo lo antes posible, únicamente para tener el placer de reacomodar las ruinas a mi antojo.
Pero las únicas ruinas que tengo a mi alcance son las de mi propio fantasma.
Y eso es sólo tan terrible como darse cuenta de que tú eres la sombra y no la sombra humanoide que está en la pared.

¿Entonces qué?
¿A qué conclusión llego con este dry wall permanente en que se ha convertido la fotico que coloco en mi whatsapp cuando quiero decirle a todo el mundo que estoy bien y no lo estoy?

Supongo que no se puede llegar a nada a lo que no se haya llegado antes con mucha más dignidad.

No hay futuro.
No hay futuro.
No hay futuro.

Y este es el terrible poema que ejemplifica que cuando ya no tienes máscaras, ni ideas, ni metáforas bonitas, te quedan los sentimientos, completamente desnudos, rogándote a gritos que los silencies con un beso venenoso o con el plomo eucarístico de la desidia.

Anda, placer.

Quédate cerca pero no me toques.

Die, Die, Outsider.
Die, Die, My Darling.

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