martes, 29 de abril de 2014

Doze.

Eres tan hermosa, tan horriblemente hermosa que por momentos llegas a ser repugnante...
Quiero acariciarte el rostro con el exterior de mis dedos
...Y súbitamente sacarte los malditos ojos. Para que me vean por siempre en su existir.

Te imagino sin vida, ojos cerrados con un cristal sobre la cara, recuerdo a mi Abuela maquillada y yo tratando de fingir una lagrima sin éxito, que cosa tan bizarra...Y me desquicio, me vuelvo más loco de lo que estoy (Si es que puedo llamarle locura a esto...) simplemente porque no estarías y al mismo tiempo me arrepiento de no haber sido yo quien cortara tu alma.

-No sé qué decirte cuando me hablas así (Me dices...)

Yo puedo pedirte que me digas algo en cambio, lo que sea,
Por el simple hecho de que necesito tu voz
Pero estoy seguro de que cuando hables
Odiaré tu voz y te mandaré a callar porque normalmente no sabes que decir, cosa que es tan bonita que me dan ganas de besarte una y otra vez...

-¿Comiste hoy? (Me Preguntas...)

Sí, comí varias cosas.
Comí medio kilo de sopor
Comí algunos trozos de rabia y migajas de dolor
Bebí poco menos de dos litros de café con lágrimas de vainilla,
También tuve un postre de cigarro Marlboro Rojo, estaba algo amargo.
Por cierto, comí más preguntas
Y con el vómito dibujé signos de interrogación
También comí asco y mierda
Dicen que la mierda no se come, pero eso yo no lo sé
Porque espero esperanzado que la mierda en la que vivo hoy sea el abono del futuro de mañana.
También comí muerte, pero nunca eructé algún estertor
Y eso me hace pensar, quiero un estertor, podría hacerme algunas galletas de miseria para el brunch pero si entro en la cocina muchos cuchillos habría y me tentaría a lanzarte miles de ellos injertados con besos y amor empalagoso, mientras nado en el agua que se esta hirviendo para hacernos Pasta con salsa roja de la que nos gusta, de esa espesa y deliciosa aderezada con algo de pasión y locura y entonces veo el mantel, en su perfección blanca y recuerdo que mi cabeza es un mar blanco, un buque vacío sólo conmigo en él, un cielo de interrogantes y un viento soplando palabras desgraciadas. Mi cabeza, es una sábana blanca, manchada con sangre de un buitre. Un beso de carroña y basura, un beso de perfume de cosas que no entiendo.
Un puñado de golpes de amor que ya no me afectan,
Una mueca fingiendo sonrisa cuando veo cosas del pasado,
Un futuro prometedor,
Una forma de decir que aun no se nos muere las cosas que nos hacen bonita la vida.

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