viernes, 25 de abril de 2014

Eyeliner.

De esas mañanas ansiosas en las que me levantaba viendo, donde estabas, porqué, donde habías estado conectada, con quien hablabas, que likeabas, que no likeabas, que montabas, que desmontabas, de mis miedos y tus malos ratos conmigo, de esos días ansiosos, lo extraño todo, pero de ti, no de esos impulsos morboso/mórbidos de buscarte hasta en la esquina de mi casa (Como si fueras a venir tan solo para que te viera allí parada, vestida de negro para mi funeral), sí, lo extraño todo, pero ya no tanto...

Uñas de negro con cualquier motivo para la ocasión, una cadena en el cuello que te regale y ese delineado que todo mundo quiere imitarte y que aprendí con el tiempo a hacer de solo verte una y otra vez,
Besos y sexo en los cuartos y esquinas de tu casa (en cada uno y en cada una...)
Cigarros escondiéndose en el bolsillo más lejano,
En la arruga más negra de nuestros morrales, tu para vender, yo para fumar, eras mi dealer favorita,
A ti no se como te vaya con el negocio, a mi los cigarros me siguen huyendo de las manos,
No se quieren quemar, supongo,
Un ventilador blanco en la pared, una suerte de extractor de pared,
Una película de miedo y sangre en la pantalla de mi laptop (otra mas...) como para quemar el tiempo que era precioso al estar contigo, que mala me digo a mi mismo,
Películas malas que nos gustan, películas malas que usaba de excusas para estar junto a tu sangre y tus tripas,
Entre el frío y los muebles,
Hablo mucho de muebles últimamente, pero, es que esos, los tuyos: Me encantaban. El olor a sucio, la gente que se sentaba allí, nosotros, el primer y el ultimo encuentro en ellos, siempre: Me encantaron.

Aun tengo tu delineador clavado en el corazón.
De esas mañanas ansiosas,
Con lágrimas de rímel en las ojeras, sea por mi dentro de tu boca o por mi peleando contigo al teléfono,
Lo extraño todo, bastante, tanto...

Discos compactos rotos como cortinas, siguen en mi, en el alma y los recuerdos.
De cuando hablábamos mal inglés jugando y nos corregíamos,
Cuando aprendíamos a querernos de noche mientras me colaba a tu cuarto,
Cuando nos dolían las vidas,
Con excusas suficientes para estar juntos,
Cuando todavía no nos habíamos rendido.

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