sábado, 19 de abril de 2014

Sempiternal.

Tengo tantas cosas en la cabeza que sinceramente no se por donde comenzar.
Puedo recordar bien de la primera vez que vi tu foto, eras horrible. No me gustabas para nada, solía reírme de ti y tu de mi, porque de alguna manera creo que nos gustábamos y no lo entendíamos. Y luego te vi en persona y parecías un esperpento sin fin ni trazo, algo realmente horrible, lo siento, creo que ya lo sabias. Años luego, cuando tenia ya mi vida bastante jodida, un día observe otra fotografía y no sabia si quiera eras tú, me contactaste de una manera inusual en ti y en mi fue inusual aceptar tu contacto en mi y la sorpresa que nos llevamos ambos al saber que eramos quienes odiábamos en el pasado y que en un vuelco de la vida una noche nos terminaríamos diciendo "Te amo" entre gemidos, fluidos y silencios caseros nos dejo bastante sorprendidos.

Sempiterno...

Y aquella tarde entonces luego de pasar horas in fraganti hablando por teléfono y toda vía posible, te visite en tu casa, los besos se nos enredaron, las ideas y las horas se fueron y de una manera u otra ambos quedamos flechados, lo se porque la sonrisa que teníamos es esa sonrisa estúpida y gafa de la que he hablado tantas veces aquí y que sí, significa nada mas y nada menos que nos encantábamos, yo confieso que no me enamore a primera vista, pero, luego de todas las cosas que conversamos y planeamos, algo increíble sucedió, rompí un millón de reglas propias al enamorarme de ti y se volvió algo macabro, pero por macabro digo que fue malditamente macabro, necesitarte. El día que llegue a esta ciudad donde vivo o muero de vez en cuando supe que no había tomado una mejor decisión en mi vida, eras tu a quien quería a mi lado para pensar y vivir, mientras dormías, tu, mientras me rascaba las bolas, tu, mientras tenia orgasmos, tu, mientras tomaba, tu, mientras comía, tu, mientras trabaja, tu, mientras lloraba, tu,  mientras me moría, tu...

Sempiterno...
Y entonces luego de los meses y la locura, las peleas (mis peleas), tus aguantes, mis inseguridades y esa manera de ser que te alejo de mi, me empece a equivocar y empece a cagarla de manera garrafal, me equivocaba en canciones, en frases, en sitios y donde tu no estuvieras yo no quería estar, todo se paso tan rápido y cada fecha volaba tras la otra y estaba como loco y embelesado, quería enjaularte cuando siempre fuiste libre y te ahogue por querer decirte cosas que ya no puedo decirte ni menos escribirte con este o cualquier otro teclado, todo se volvió algo insano: Verte y dormir, no verte y no dormir, sentirte y vivir, no sentirte y morir, empece a tener pesadillas y a veces sueños y yo no sueño, ¿Ok?, yo no sueño.
Sempiterno, reacio a olvidar, tan terco como siempre lo he sido y trato de cambiarlo, porque aunque tú hayas dicho que la gente no cambia mil veces voy a demostrarme lo contrario ya sea por los espejismos de bienestar, y de esos me diste muchos o por cualquier vaina que se me venga ahora mismo a la cabeza es de cobardes caer bajo el péndulo de tu sonrisa, el reflejo de tu cabello en las tardes de domingo. Y el reflejo de tu cabello imaginario en las tardes de domingos imaginarios, y jueves y lunes imaginario y todos esos días, tarde y noches en que me dedique a perder peso y fumar cigarrillos con aderezo de café, una vaina que parecía sempiterna, que nunca acabaría ¿Sabes?

Pero, todo tiene su final o pausas, o dígase intervalos, para darnos paz o para demostrarnos cosas que la vida solo jodiéndote te demuestra, en esa época que viví junto a ti, mucho de mi se volvió imaginario, verás. Es que en tu casa, en el taxi, en tu cama, todo se volvía imaginario, hasta la paz y la bondad y el bienestar que era verte sonreír con la cabecita de lado puesta en mi hombro...

Pero, hoy te prometo, hoy sí voy a dormir. Tal vez no por ti. No por verte ni abrazarte. Tal vez sólo por dormir. Para hacerme el normal.

Porque hay alegrías que no se pueden conocer. Que se quedan en preámbulos. Como un idioma que no terminas de entender, como una banda que no te termina de gustar.

Como ver una película en una película.
Una foto en una foto.
Como pensarte al pensarte.
Como algo que se creyó sempiterno y jamas llego a realmente pasar.

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