jueves, 1 de mayo de 2014

Her.

Esto es una historia real sobre gente irreal.
Ella y él se conocieron de una manera casual y torpe, con un beso equivocado entre la mejilla y la boca, una tarde Junio...

Muchas noches pasaron hasta esta noche que contare hoy.
Pero esa noche, algo dentro de Él, cambio.
Ambos estaban nerviosos, tanto que el corazón de él se sentía como si fuera a salir de su pecho, no se si era porque tenia miedo a lastimarla o porque ella simplemente estaba allí frente a él, sonriéndole nerviosamente, como una niña experimentando por vez primera lo que era el amor, él aunque pareciera que ya lo sabía, lo descubriría esa noche. Él no sabe a ciencia cierta si ella lo amaba de verdad tanto como él la amaba a ella esa noche, porque cuando se desvistieron, esa noche por vez primera no tuvo pena, se sonrojo al ver lo perfecta que era ella en su imperfección humana y conmovido, le beso, trato de hacerlo lo mas suave que su toscos labios sin tanta experiencia habían aprendido a besar, no se sintió cansado de ese preámbulo que para él significaban los besos,
solo quería sentir los labios de ella en ese momento,
probar su saliva que aunque ella jamas supo a él siempre le recordó al sabor de la miel y leche bien mezcladas,
ella en cambio, decía que él sabia a coco supongo que era porque ella amaba el coco y ella lo amaba en ese momento a él, solo y únicamente a él.

Cada uno llenaba las partes vacías del otro a su vez, ambos esa noche se habían vuelto un complemento, una parte del otro ser, la simetría que sus cuerpos semi-desnudos formaban sobre la cama de ella esa noche, era un tumulto perfecto de sentimientos, carne, sangre y hormonas alborotadas por el placer, pero, ninguno todavía se entregaba a la pasión, ambos jugaban un juego peligroso de atracción que él siempre perdía, no sabia controlarse, ella sabia muy bien como llevarlo al borde de su locura sin volverle loco y matarle de una vez;
el cuerpo de él temblaba poco a poco mientras que ella estaba sobre su lecho,
la contextura liviana de su suave y delicado terciopelo (Y por terciopelo me refiero a su piel...) le torneaba perfectamente los músculos y los huesos haciendo una figura perfecta en la que él posaba sus manos con fuerza y suavidad al mismo tiempo, sentía en esos momentos que ella dominaba su mundo, ella la reina de su vida, nada ni nadie podía tocarle, él se sentía invulnerable, intocable, perfecto.

Él estuvo dentro de ella cuantas veces su cuerpo lo permitió, la lujuria, el amor, la locura, el silencio y las risas estuvieron allí presentes, sin dejar por fuera al placer de tenerle entre sus brazos y perderse en la inmensidad de su belleza; Ella en cambio, simplemente se dejaba llevar, lo veía con esos ojos que él tanto amaba, sus ojos preferidos, su sonrisa preferida, esa mirada que podría matarlo, aderezada con esa nariz que le parecía tan única y graciosa, tan bonita y esbelta, jamas le dijo cuanto la amo hasta que ya no pudo contarlo y es que hay veces en que las palabras sobran y no encontramos las mejores maneras de decir lo que sentimos en el momento indicado, sino, que en cambio una noche fugazmente pensamos: "Debí haberle dicho que esa noche me enamore perdidamente de ella y que sigo flotando, si, pero perdido en el amor en el que ella me naufrago...".
Entonces, lentamente comenzaron un conversación en voz baja para no despertar a nadie, él la veía articular palabras y se quedaba callado y se tapaba la boca con las manos aun olorosas a ella y con esa fragancia tan única que la destacaba entre otras que él tanto adoraba, como él adoraba todo de ella; porque ella se había vuelto su música favorita, porque él dejo de dedicarle canciones cuando se dio cuenta que ella era la canción de su vida, porque ella se volvió su poema, su puño, su letra y su inspiración, ella lo era todo para él y esa noche, lo descubriría, horas luego exhaustos de la pasión y el desenfreno ella simplemente se volteo en su regazo y dejo que él la abrazase, le dio el placer de protegerla y le confió su vida esas horas que dormirían juntos, él se sintió honrado y ella se durmió con una sonrisa tranquila, dibujada como la tiene un enamorado sintiendo la brisa...
Pero él no durmió, el se quedo insomne esa noche,
Fue la mejor de su vida.

El silencio perenne los envolvía, les daba una capa de invisibilidad de la cual nadie sabia, ella en su desnudez era tan suya, que si él quisiera consumirla ella le dejaría, sentía su respiración, suave y apacible, le calmaba de una manera increíble, no necesito dormir para sentirse descasando al otro día y entre la oscuridad podía ver claramente ese color de piel que tanto quería, sus formas y sus marcas, las cicatrices que le había dejado la vida, a pesar de ser mas grande y corpulento que ella se sintió diminuto ante tal obra de arte, ante tanta belleza unida, la anatomía de Dios era algo increíble, sus hombros en un arco perfecto daban paso a sus brazos que se unían como en una plegaria (Aunque ella no rezara...) y sus manos unidas, con sus dedos diminutos se entrelazaban en un trenza hermosa y fortuita. Su espalda, era simplemente un milagro, los lunares que le marcaban se volvieron esa noche las constelaciones favoritas de él y jugo a memorizarlas y creo que aun puede dibujarlas si a eso forzará a su memoria, el magno cielo dejo de ser brillante y basto al lado de lo inexplicable que sentía él en sus labios cuando le besaba la columna vertebral y le acariciaba la cintura y luego bajaba hasta las pantorrillas, aun puede sentir a veces, en las madrugadas en las yemas de sus dedos lo que sentía cuando le acariciaba la piel, una corriente alterna que le inundaba el alma y le nutria para seguir adelante en la vida; esa noche le quedaba pocas horas para estar con ella y poso su frente en su espalda y pudo sentir/escuchar su corazón latir, jamas se había sentido tan unido a nadie, su vida había obtenido significado esa noche, se había dado cuenta que quería amarle por siempre y para siempre, que algo de ella se había quedado clavado en él, como si la lanza de Longino se hubiera quedado en sus costillas, como si la bala que fue su amor hubiera encontrado entrada mas nunca salida, como si en su ADN algo le dijera, le impulsara a que debía amarle...

Sonrió.

Se sonrojo al ver lo tonto que era,
Se sonrojo porque no entendía en ese momento que era lo que había sucedido en él,
Esa noche todo le cambio en la vida, los colores, los sabores, los olores, todo, excepto ella, ella nunca le cambio, ella siempre le pareció la misma alma libre y solitaria que desde siempre había conocido, ella siempre sería quien le había salvado de su miseria y monotonía, ellos vivirían el uno en el otro dejando marcas imborrables por un tiempo indeterminado, se ocuparían luego de otras personas y otros lugares que conocerían por separado, ellos, se separarían por cosas que él aun no entiende y que ella tampoco entenderá, porque la vida es así un acertijo de enseñanzas y vivencias, experiencias vividas, porque el corazón es así no se llena como una caja con otras cajas, crece en tamaño mientras mas amas...

Porque uno no puede ser de alguien o no serlo, simplemente, es de esa persona especial pero no lo es,
es algo que se parece a las olas del mar y la marea, viene y va en una constante locomoción que hasta el fin de los tiempos estará...Porque esa noche él se dio cuenta que jamas había amado a nadie como la había amado a ella, pero, ahora...

Él sabía como.

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