viernes, 9 de mayo de 2014

The Mark Has Been Made.

Yo no sé por qué nos miran tanto, íbamos por la plaza Bolivar, el cielo nos mira a medias, quizás a mí completamente y a ella no, o tal vez medianamente a ambos. Le sacudo la tierra, es difícil manejarla, y es que ella no me hace caso, igual que antes. Igual que en el pasado. Vamos juntos y las señoras nos miran despavoridas, y yo creo que ellas no entienden la naturaleza de nuestro amor.
Nos detallan a los dos.
Nos observan más, y yo no entiendo por qué es tan difícil aceptar nuestro amor, y aunque suene a novela mayamera lo sigo diciendo.
Y lo sigo pensando. Hay nubes grises, pero es que es temporada de lluvia, y no debí traerla así descalza, y debí abrigarla. Pero es que no tenía de dónde agarrar ropa. Vamos por el bulevar, y un perro callejero nos ladra. Vete ¡vete! ¡Fuera! No se va, nos ladra, le ladra a ella.
Ella le tiene pavor a los perros, yo simplemente los odio porque puedo, el perro se va y le susurro a la oreja: Qué rico hueles.
Aunque siempre así huela.

Le tomo y caminamos rápido como siempre lo hacemos, como si nos fuera acabar el mundo y llegamos a su casa, estábamos solos y yo sonrió y ella sonríe y no se dice nada...

Sus labios, dulces, suaves… fríos, se acoplan a mi cuello cual pieza faltante de un rompecabezas; besándolo, un escalofrío recorre mi nuca, aunque aun así, con mis ojos cerrados, intento tocarle. Al percatarse, guía sus labios hasta los míos y tras besarle, siento ese peculiar aliento de menta y saliva, el cual curiosamente más que asustarme, lograba excitarme por completo...Sus manos siguen tocándome, bajando de mi pecho hasta llegar a  mi cierre; frota sus dedos y siente la protuberancia y siento como mete uno a uno de sus dedos en la rendija del pantalón. Me quita todo, dejándome al descubierto, le encanta nuestra desnudes.
Luego, sus labios de los míos, descienden hasta mi abdomen y mientras su mano se agitaba con ahínco, tomo respiro para meter mi mano sin permiso en su sexo y la escucho. Gimió.  Su lengua, en mi abdomen, baja hasta mi miembro el cual luego de chuparlo, logra que sus dedos abran paso al mismo y ahí está… comiéndomelo como nunca nadie lo había hecho antes ¿Por qué? Eran demasiado precisos sus movimientos, sutiles, pero con fuerza. Sabía exactamente como darme placer, así que dejando un lado el miedo que en parte sentía; logro abrir los ojos y para mi sorpresa (¿?) ahí se encontraba ella, con sus magníficos ojos color nada y su hermoso y largo cabello oscuro. Parecía lo que era: Un hermoso espectro.

Mientras me hacia sexo oral; sus ojos penetrantes estaban clavados en los míos, y sus manos en mi pecho y piernas, y mis gemidos de placer completaban lo que sería el clímax de mi excitación. Mueve sus manos rápido de nuevo, y mientras con rapidez me masturba, sus labios y lengua se clavan en mi falo, chupándolo y mojándolo divinamente. Estaba a punto, a casi nada del orgasmo hasta que por fin, tras un completo retorcimiento de mi cuerpo y un gemido, logro llegar, pero…Con ganas de más.

Saca sus labios, me besa y limpia con su lengua y sube a besarme con ahora su aliento lleno de mi olor.
La beso como nunca.
La empujo suavemente a que se recueste en la pared. Me levanto de donde habíamos caído, presos del orgasmo hasta pararme y aun erecto arremeto contra su vagina y así mientras la besaba, frotaba mi sexo dentro del suyo. Volteaba a su cuello y la mordía, mientras mi mano se deslizaba por su culo y lograba así, abrir mas su sexo; caliente, divino. Seguía moviéndome y besándola, hasta que me separo de ella y al ponerle en cuatro, me inclino para chuparle su precioso clítoris. Paseo mi lengua por sus labios vaginales, la muerdo, se la meto. Rodeo su entrepierna, hasta que vuelvo a meterle mis dedos; ella, gimiendo y tratando al mismo tiempo de no hacerlo, como siempre, logra que me den más ganas de seguir…Y de excitarme.

Subo de nuevo para besarla y estirando mi mano, logro tocarle y saber que sigue por mi, mojada. Así pues bien, regreso a lo que estaba;  cuando me inclino para seguir dándole placer. Nuestros cuerpos se menean mientras nuestras manos, lenguas y labios siguen haciendo de las suyas; ella casi pronta y yo no tanto. Agarro, me vuelvo a colocar frente a su sexo y ahí, casi pronta ella, meto de nuevo mis dedos y con rapidez y largas chupadas, siento como su vagina se contrae y como gemía de placer.
Música para mis oídos.
Aunque ella, al ver que yo en ésta no había llegado, se levanta, me besa y me inclina para ponerme en frente de ella. Se acuesta debajo de mí, y tras empujar su vagina a mi boca, agarra mi falo y empieza a comerme otra vez, sabe que es la mejor, sabe hacerlo demasiado bien. Aceleré el paso, casi pronto del placer, sentía su lengua tibia en mi carne y cada vez que la veía lamerme, lograba excitarme mucho más rápido.
La siento temblar y mi lengua se inmoviliza, solo queda el tremor mortis de su sexo involuntario,
Y su boca esperando que me corra, sucede y entonces la siento tranquila, no iba a darse paz hasta hacerme morir un poco con ella,
Gemidos, sudor, placer ¿Dos veces en una tarde?
Esa chica es perfecta.

Me acuesto, volteo, la veo.
Ella se acerca, me besa, sonríe y yo, luego de cerrar por un instante los ojos; al abrirlos, ella se había ido.
¿Será que me quedé dormido? ¿Todo fue un sueño?
Mi cuerpo aun prensado de placer y los fluidos que lograban visualizarse a través de la tela azul de mi cama, eran suficientes para entender que todo lo que había pasado, fue total y completamente cierto.
Aunque tenia que cambiar las sabanas de nuevo en menos de una semana,
Todo había sido un sueño.
No importaba la hora, el clima, no importaban las miradas y las llamadas,
Ya no importaba nada...
Había sido mía: La marca había sido hecha.

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